Batalla de Culloden

La batalla de Culloden fue más que batalla, masacre del ejército jacobita a manos del ejército británico comandados por el Duque de Cumberland (hijo menor de Jorge II de Inglaterra) creando posteriormente un desierto en las ricas tierras escocesas.


Fue la última batalla (16 de abril de 1746) del último levantamiento jacobita de 1745, y supuso la derrota definitiva de las pretensiones al trono de Carlos Eduardo Estuardo (Bonnie Prince Charlie), hijo de Jacobo III.
Enlace a "Levantamientos jacobitas"


El ejército jacobita, aproximadamente 5400 hombres, estaba formado en su mayoría por clanes de las Highlanders.
Llegaron al páramo de Culloden, situado al este de Inverness, tres días antes de la batalla. Estaban cansados y hambrientos. Pasaron varias noches a la intemperie, durmiendo sobre el suelo húmedo y frío (terreno de turba)
La mayoría portaban armas rudimentarias y no eran un ejército debidamente entrenado. Tenían problemas de coordinación ya que cada uno obedecía las órdenes del jefe de su clan. Además el Príncipe Carlos decidió tomar el mando directo de las tropas cuando no tenía ninguna formación militar.

Por el contrario, el ejército inglés, cerca de 8000 hombres, estaba formado por expertos soldados bien aprovisionados.

La mañana del 16 de abril de 1746 fue fría, ventosa y lluviosa.
El ejército inglés levantó su campamento en Nairn al amanecer, llegando a Culloden y formando dos filas ordenadas.
El ejército jacobita formó a las tropas en dos líneas. La línea frontal de exhaustos soldados (la noche antes intentaron un ataque nocturno al campamento británico quedándose a unos 3 km de Nairn al despuntar el día por lo que se vieron obligados a retroceder y dispersarse en busca de comida y algo de sueño) y la segunda línea constituida por los regimientos de caballería y dos destacamentos de soldados franceses.

Los ejércitos, 8000 hombres frente a 5400, quedaron enfrentados separados por 300 yardas (menos de 1 km.) de páramo cenagoso.

Primero vino el fuego de artillería. Superada en número y precisión por el ejército inglés, hizo que la mayoría de las bajas jacobitas se produjeran en esos primeros minutos.
Los jacobitas tan solo contaban con dos cañones, no quedándoles otra opción que cargar por lo que muchos fueron abatidos incluso antes de entrar en combate.
Un grupo de 600 hombres consiguieron atravesar la primera línea del ejército británico, pero pronto quedaron atrapados entre la primera línea de casacas rojas y la segunda, y en pocos minutos fueron aniquilados.
Durante la primera media hora de batalla, la artillería británica (superior en número y técnica) se dedicó a machacar las líneas jacobitas prácticamente a placer mientras el Príncipe Carlos se encontraba por detrás de su ejército para no caer víctima del enemigo.

En menos de una hora la batalla terminó.
Los que no murieron bajo el fuego de los cañones, lo hicieron bajo el fuego de los mosquetes o insertados por las bayonetas.
Los muertos fueron enterrados en fosas comunes, los heridos fueron rematados a bayoneta, los huidos fueron perseguidos y matados, y los prisioneros fueron fusilados, ahorcados o enviados a las colonias como esclavos.
La crueldad de las tropas al mando de Cumberland apodado "El carnicero", fue tal que ningún ejército ha reclamado hasta el día de hoy la victoria de la batalla de Culloden.

Las fuerzas británicas sufrieron tan solo unas 50 muertos y  300 heridos.

El Príncipe Carlos logró escapar y huyó de Gran Bretaña a Francia, disfrazado de una doncella irlandesa al servicio de Flora MacDonald.

Las represalias civiles fueron también severas.
  • Se promulgaron leyes para erradicar el sistema feudal de clanes en Escocia, e incluso las gaitas y la vestimenta tradicional fueron declaradas ilegales.
  • Se prohibió toda religión que no fuera la protestante.
  • Hubo persecuciones indiscriminadas, robos, saqueos y asesinados a sangre fría por parte de grupos de soldados.
  • Muchas familias se vieron obligadas a emigrar a América para sobrevivir y subsistir. "Creó un desierto y lo llamó paz".

Hoy en día sobrecoge ver una gran extensión de tierra rasa y desabrigada.
Desperdigadas por el páramo se encuentran unas piedras grabadas con los nombres de los clanes que son las fosas comunes donde se enterraron los cuerpos de los highlanders.



También se puede observar una columna de piedras que es el Càrn o túmulo memorial.

"La batalla de Culloden se libró en este páramo el 16 de abril de 1746. Las tumbas de los montañeses galantes que lucharon por Escocia y el Príncipe Carlos están marcadas por los nombres de sus clanes."